sábado, 30 de abril de 2011

Castaway On The Moon [Náufragos en la Luna]


Kim-ssi-pyo-ryoo-gi

Director
: Lee Hae-joon
País: Corea del Sur
Año: 2009
Duración: 115 min. aprox.
Trailer


Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes. Frase de Gibran Khalil muy apta para comenzar a contarles esta película, y no es que quiera desanimar a alguien con ese optimismo trillado de “por muy oscuro que sea el túnel siempre habrá una luz al final”. Castaway on the Moon es una hermosa película que mediante un trazo de comedia romántica nos ofrece con ternura un mensaje acerca de la soledad y la esperanza. Bastante ligera, divertida e inocente, de tal modo que desde ya sugiero ver, ciegamente sin leer más.


La película nos cuenta la particular amistad que surge entre dos náufragos lunares. Cada uno en su luna y por distintas circunstancias, ¿extraño? Una metáfora que en el transcurso de la película veremos cuanto sentido tiene. Dos personajes que acompañados de la breve aparición de otros accidentales cubren con el protagónico.

Él es uno de tantos oficinistas de Seúl, con problemas económicos, preso de las normas y sin nada ni nadie, al parecer esta mala racha no es nueva, cansado de tanto perder en la vida decide suicidarse arrojándose al rio Han, sin embargo la corriente lo arrastra a una pequeña isla. ¿Ni siquiera matarse es algo que puede hacer bien? Naufraga, irónicamente rodeado de los modernos edificios de la ciudad. ¿El comienzo de una nueva vida? ¿Por qué no? Si nadie sabe lo que hace a quién le importa, a quién le afecta, ¿quién puede retenerlo? Es libre.
Paralelamente una bella chica con una marca en la frente, hikikomori (recordar Tokyo!), lleva recluida en su habitación 3 años. 3 años de no ver a la cara a otro ser humano ni de dirigirle la palabra. Es muy sencillo sobrevivir así, sólo hace falta seguir unas cómodas reglas para no perder la cordura, o sea: forjarse una rutina, una serie de actividades que le ayudaran a sentirse dentro de un mundo, mientras el alimento es proporcionado por sus padres. Disfruta y más importante aún, tiene el control de su vida en ese aislamiento. Hace un poco de ejercicio, se informa de lo que pasa en el mundo, ha desarrollado una “terapia” para dormir y tranquilizarse, ¿la vida, qué es la vida? Puede interactuar con otros seres humanos por la pc, salir de compras, pasear, conocer, existir para otros, ser quien quiera ¿qué más se puede pedir? La luna que observa en las noches con su telescopio es lo más real de su vida.

Y un día… accidentalmente sus vidas se cruzan, sin mirarse en sí ni oírse, cual internautas en cada extremo del mundo forjan un lazo intimo, de amistad, de compañía. En algún lado hay alguien que sabe que existo, la soledad que ensombrecía esa perfección de vida (ya sea en una isla o en una habitación) comienza a desvanecerse. Y entonces el panorama nunca es tan oscuro, porque existen dos herramientas de las cuales prescinde el placer de la vida, de existir, la primera nos la creamos nosotros: la esperanza, la segunda puede ser difícil: la compañía. Y es cuando nos remitimos a la distopia en que puede convertirse el mundo, cada vez más atestado de gente y sin embargo, estas personas cada vez están más solas. Pero el imposible no existe y siempre hay alguien.

A esto le vamos a sumar como contexto a una sociedad alienada, enajenada, enferma de modernidad y tecnología (y lo mejor: para nada existen diálogos baratos que nos quieran vender esta reflexión, no, sólo es el contexto no una filosofía, una ligera visión de lo que es nuestra realidad). Así mismo, comicidad y “romanticismo” que prefiero llamar ternura donde el contacto físico no cohabita con la cercanía de los personajes, un realismo mágico que nos trae situaciones inverosímiles justificadas, de las cuales somos cómplices y aceptamos ante dicha dulce y no empalagosa dosis de ternura e inocencia.

¿Del final que puedo decir? Es exacto. Una fotografía estupenda, luminosa pero no ostentosa. El uso de la cámara es otra genialidad, versátil sin ser pretensioso. La actuación excelente, ambos actores logran credibilidad y transmitir. Creo que es un filme genial, creativo, mágico, donde lo absurdo (el planteamiento de la historia es absurda) puede resultar un poema. Y curiosamente a pesar de cómo dije hace un momento: no nos bombardea con críticas a la sociedad y aún así si buscamos un poco podemos encontrar reflexiones muy agudas, vaya, no dudaría que a alguien pueda tocar inyectándole un poco de ánimo.


¿Qué más puedo decir? Nada… salvo que se ha convertido en una de mis películas favoritas, que la recomiendo ampliamente y que fue un gusto escuchar los aplausos al encenderse la luz. Aplausos seguramente de gente que la abordo en plan cómico y acabaron embelesados con la dulzura y sufriendo en los ratos de tragedia. Que fueron casi dos horas que para nada se sintieron, ¡al contrario! Fue tan… rápido, apropiado.

(Por cierto, me recordó un poco a I'm a Cyborg en la escena donde se eleva. Bonita.)

Si la quieren descargar les sugiero este enlace.


Soy un patito feo... que se volvió cucaracha en vez de cisne... Tan sólo un patito feo.

***

Tengo un hobby, tomo fotos de la luna. Me gusta tomar fotos de la luna... porque no hay nadie ahí... Cuando no hay nadie es imposible sentirse solo.

***

Durante 20 minutos al año... el mundo se asemeja a la solitaria luna. Uno se siente... más liviano con 1/6 de gravedad, como en la luna. Me gustaría que el mundo se quedara así. Así la vida podría ser 1/6 más liviana...


Un desarrollo idílico que en casi dos horas de intensidad nos mostrará la soledad, el amor, la amistad, supervivencia, esperanza, en donde en esta vida tan vanal nos olvidamos de las nimiedades, ésas que con un poco de fe pueden hacernos soñar. Risa, nostalgia, tragedía, un filme que nos encomía a sentir, a gozar, sufrir y desear con los personajes.

1 comentario:

Noa dijo...

Esta pero si bien buena realmente, con ganas de volver a verla en condiciones totalmente distinta.